25.
Fuente Dorada
La céntrica plaza de Fuente Dorada se comenzó a configurar en el siglo XIII, al mismo tiempo que la plaza del Mercado (hoy Plaza Mayor). Las casas con soportales recibían diferentes nombres, según los oficios que allí existían: Lorigueros por venderse allí las lórigas (parte de la armadura), la Espadería, la Lancería…
Desde el siglo XVII popularmente se la conocía con el nombre de la Fuente Dorada, como atestigua “La ilustre fregona”, una de las novelas de Miguel de Cervantes, donde la alaba por la calidad de sus aguas. La primitiva fuente comenzó a construirse en 1616 bajo la dirección de Diego de Praves. Algunos documentos aseguran que tuvo una bola con aguja, delfines de piedras y una estatua de la primavera.
Su última reforma data de 1997, cuando se elaboró su actual diseño, con esculturas e inscripciones relacionados con los antiguos gremios vallisoletanos: alfareros, lavanderas, aguadoras, lanceros, plateros… Las figuras alternan con la representación de la estaciones, la primavera mira hacia la calle de Teresa Gil y, siguiendo el movimiento del sol, le siguen el verano, el otoño y el invierno.
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25.
Fuente Dorada
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La céntrica plaza de Fuente Dorada se comenzó a configurar en el siglo XIII, al mismo tiempo que la plaza del Mercado (hoy Plaza Mayor). Las casas con soportales recibían diferentes nombres, según los oficios que allí existían: Lorigueros por venderse allí las lórigas (parte de la armadura), la Espadería, la Lancería…
Desde el siglo XVII popularmente se la conocía con el nombre de la Fuente Dorada, como atestigua “La ilustre fregona”, una de las novelas de Miguel de Cervantes, donde la alaba por la calidad de sus aguas. La primitiva fuente comenzó a construirse en 1616 bajo la dirección de Diego de Praves. Algunos documentos aseguran que tuvo una bola con aguja, delfines de piedras y una estatua de la primavera.
Su última reforma data de 1997, cuando se elaboró su actual diseño, con esculturas e inscripciones relacionados con los antiguos gremios vallisoletanos: alfareros, lavanderas, aguadoras, lanceros, plateros… Las figuras alternan con la representación de la estaciones, la primavera mira hacia la calle de Teresa Gil y, siguiendo el movimiento del sol, le siguen el verano, el otoño y el invierno.